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30/4/12


Tengo el silecio bethoveniano aguardando en cada rincón de mis átomos;  se me ''enconjen'', no por el pensamiento mío, sino por la sensación de sentir , por la sonrisa de plenitud ante un mundo completamente   externo, diferente y ajeno al  propio y por segundos incorporado a mí, como los momentos de tierna compasión en que los infiernos dejan de ser los otros y es el tuyo propio el que se ve apagado por el agua serena de toda la lluvia del Universo.