Leyendo una cosa hace
un momento, me he dado cuenta de que relaciono poetas y colores, cosa que sólo
me ocurría con los días de la semana, los meses y algunos números.
Porque Machado es
naranja, naranja fuerte, como si el sol no se fuera a poner nunca en el
horizonte, y Juan Ramón...Juan Ramón es indiscutiblemente azul, muy azul, con
manchas blancas, como el mar. Unamuno,
de quien estaba leyendo unos versos, me parece amarillo, pero amarillo viejo,
como el papel antiguo. Cada vez que leo algo de él, sea poesía o prosa, se me
llenan los ojos de amarillo. Es un sensación que invito a experimentar, relaja
muchísimo.
LXXXVIII - Rima
descriptiva
Es a la sombra del
silencio santo
bajo el silencio de la
sombra augusta,
lánguidamente va
volando el canto
de una campana sobre la
robusta
rocosa serranía a la
que el llanto
reviste de las nubes;
en la adusta
cima la tierra ciñe el
negro manto
que cuando muere el sol
al pecho ajusta.
En la sombra la lluvia
se diluye
y en el silencio el son
de la campana,
nocturno el río de las
horas fluye
desde su manantial, que
es el mañana
eterno, y en sus negras
aguas huye
aquella mi ilusión
harto temprana.
Miguel de Unamuno.