De  los momentos de hastío, de la negritud de desgracias, tediatos varios y  elementos tristes que nuestro mundo feliz tanto parece despreciar es de  donde se han escrito las mejores estrofas y compuesto las más excelsas  melodías de la modernidad.
Racionalizar estos elementos que constituyen la parte sombría , darles  una pincelada de lógica sintáctica a lo que se escupe en los momentos en  donde somos lo honesto, el yo íntegro silencioso, sin más música que el  latido cerebral de la conciencia, es tal vez la construcción más difícil  de lograr.